Enric Miralles o cómo acceder a los edificios

La mayoría de los arquitectos suelen empezar la explicación de sus proyectos señalando el lugar por el que se entra en ellos. "Se entra por aquí", suelen decir. Como si antes de entrar no hubiera sucedido nada o no existiese nada. Como si la vida del usuario, o la del propio edificio, comenzaran en aquel lugar que muchos piensan que separa el exterior del interior. Una extraña concepción del tiempo.

Enric Miralles hacía un apunte interesante acerca de eso: no se trata de entrar, sino de acceder; algo que después también será marginado. Debemos suponer que en arquitectura, acceder quiere decir: «entrar en un lugar o pasar a él», como el diccionario explica. Pero también encontramos otras interpretaciones más interesantes como «tener acceso a una situación, condición o grado superiores; llegar a alcanzarlo», que hacen que el acto de acceder se revista de significados y de tiempo.

Edificio del Parlamento Escocés / Enric Miralles. Image © Dave Morris Photography

Pasar de un lugar a otro requiere atención, mucho más allá del simple acto de cruzar una puerta. Accedemos a una nueva condición, modificamos nuestras percepciones, se nos crean expectativas de cambios, nos transformamos. Acceder como sinónimo de modificarse, de dialéctica personal y de percepción participativa. Fenomenología necesaria. Entramos en la propuesta del otro, el edificio, que nos recibe con su arsenal de saberes y su batería de solicitudes. Ya es algo mejor que lo enunciado antes, aunque parece que Miralles prefiere no contentarse con ello:

Quererse adentrar iría en este sentido. Penetrar universos nuevos desde el acto del inicio. Se avanza por sucesivos comienzos

Adentrarse, pero, ¿hacia dónde? Como seguramente esta pregunta no tiene respuesta, Miralles propone sustituir la palabra. Se trata de cambiar acceder por desenredar, algo que debería servir para hacer las cosas más exactas, o más complicadas, según se mire. Porque ahora hemos pasado del edificio a su gestación, eso que convencionalmente llamamos proyecto. Al acto de pensarlo y producirlo.

Edificio del Parlamento Escocés / Enric Miralles. Image © Mogens Engelund [Wikimedia]

Así que podríamos pensar que estamos peor que antes. Acceder al edificio es como un trabajo suplementario. Lo ha hecho el arquitecto y, ahora, cuando todo ha terminado, vuelve a hacerlo. "Desenredar el pensamiento que lo ha hecho sucumbir". Es decir, entrar ha de ser sinónimo de interpretar. El trabajo del arquitecto genera líos y enredos.

Los proyectos de Miralles van anudándose unos a otros, conteniéndose, expulsándose, colisionando, dialogando. Tapices de tapices. Cada proyecto construye su anterior. O sus tres siguientes, intercalados con otros de distinta importancia o tamaño, según los casos. O sea, que no hay proyecto en el sentido clásico del término. Proyectar: «Dirigir hacia adelante o a distancia». Frente a ello, enredar. Entonces, ¿qué hay? ¿Por qué se nos escurren de las manos los proyectos de Miralles? Se trata de tejer redes de significados. Habrá que desvelar infinitas tramas y urdimbres. Miralles nos dice que de un pilar de hormigón, nace una diversidad de submundos.

Sobre este autor/a
Cita: Borja Fernández. "Enric Miralles o cómo acceder a los edificios" 21 nov 2018. ArchDaily en Español. Accedido el . <https://www.archdaily.cl/cl/905892/enric-miralles-o-como-acceder-a-los-edificios> ISSN 0719-8914

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